Creo que la primera vez que vi esa rutina fue durante una noche de vacaciones, ya que no era común que mis padres me dejaran permanecer despierta hasta pasada la media noche. Esa vez, estaban retransmitiendo en la televisión internacional un programa que ya había sido mostrado meses atrás en Estados Unidos: el homenaje por los 25 años de la disquera Motown.
Según el periodista Nelson George, su primer biógrafo, Michael había puesto como condición para actuar en el evento con sus hermanos, que le permitieran realizar un acto él solo después de un medley junto a todos los 6 hermanos varones. Esos minutos al aire significaban una emotiva reunión familiar y profesional frente a los ojos animados de otras estrellas del sonido de la “Ciudad Motor”; la cual fue la música de fondo de los años sesenta; a pesar de la segregación racial recrudecida durante esa década.
Michael estaría al frente del aparato mediático, para seguir rompiendo con barreras culturales que se sostenían desde el inicio de la lucha de la comunidad afroamericana por sus derechos civiles.
Lo haría bailando y cantando; haciendo lo suyo, que era ser esa criatura como salida de un cuento fantástico.
Dicha imagen no era un accidente, la venía elaborando desde la edad de cinco años, en que este joven de Gary, Indiana, enamorado del cine de Walt Disney, al verse arrebatado de una vida común y corriente, se creó una personalidad tanto física como emocional alrededor de la infancia que nunca tuvo.
Quería ser como su personaje favorito: Peter Pan. Un niño-duende eterno, tristemente famoso por ello y tal vez, ese mundo imaginario llevado al extremo fue una de las causas de su muerte prematura en 2009.[Cor09]
Motown quería acercar a una audiencia más joven a sus estanterías y no había mejor momento para lograr eso que usando ese especial televisivo como señuelo y a Michael como carnada.
El mundo de la música Pop estaba haciendo una transición entre las lentejuelas estrambóticas de la era Disco y Funk de la segunda mitad de la década anterior, pero aún era difícil sacudir el discurso “espacial” ya que la tercera entrega de Star Wars recibía una cobertura comercial muy fuerte y E.T. rompía niveles de audiencia en las salas cinematográficas aun después de un año de su estreno.
En 1983, cualquier referente interestelar y espacial tenía las características de lo que ahora se conoce como Meme un pensamiento o un acto que se transmite en las masas del mismo modo exponencial que un virus. Lo único que parecía apartarse de esa retórica era el Heavy Metal, pero aún así, Michael Jackson ya se las había arreglado para convencer al mejor guitarrista de la época, Eddie Van Halen, de tocar para él en Beat It, que junto con Thriller y Billie Jean eran las canciones más exitosas en el Hit Parade de ese año.
Entonces ¿quién fue el que nombró este paso de baile? Nadie; más que los medios mismos contagiados por ese meme y no nombrado por él mismo, como incluso sus más allegados creen. No hay una sola entrevista en la que Jackson diga que él fuera el que bautizó este paso de baile. El inconsciente colectivo estaba fijado en el espacio sideral y Michael Jackson tenía además de los dones artísticos que ya conocemos, el don indispensable para reconocer, empaquetar y entregar a su público lo que flotaba en el aire.
Recuperaba lo que era popular y lo regresaba con la fuerza de una bomba. Por eso se convirtió en el Rey del Pop; el viejo paso de baile antes conocido como moonwalking (que se efectúa deslizándose en círculos en un mismo lugar), o los otros pasos backslide o sideslide, serían sintetizados por Jackson y rebautizados por el público como moonwalk, el cual se convertiría en el vehículo apropiado para llegar a obtener la inmortalidad. De allí que Michael eligiera ese nombre como su marca: una autobiografía y una película llamadas así son el resultado de ello.
La noche de Marzo 25 de 1983, el acto de los hermanos Jackson comenzó con un pequeño montaje audiovisual del desarrollo del grupo; desde su primera audición, hasta su llegada al show de Ed. Sullivan en 1969. Luego los cinco miembros de la banda original ya adultos, interpretaron un medley al cual un poco más tarde, se integró el joven Randy.
El acto terminó y tras un abrazo y Michael se quedó en el escenario. Vestía un saco de lentejuelas, pantalón zancón que mostraba unos calcetines blanquísimos y el icónico guante blanco de cristales de Swarovski con el que ocultaba el primer brote del vitíligo que más tarde cubriría gran parte de su cuerpo.
“Michael se encontró súbitamente solo en el centro del escenario, “tengo que reconocer que aquellos fueron los buenos tiempos –dijo dulcemente-. Amo esas canciones. Fueron momentos mágicos con todos mis hermanos, incluyendo a Jermaine… verán ustedes, eran buenas canciones. Me gustan mucho esas canciones… pero me gustan especialmente las canciones nuevas”[Geo84]
Alguien en el público no pudo evitar gritar: ¡Billie Jean! Bastó un acorde para que la gente comenzara a aullar y seguramente, como yo lo hice, miles de personas en sus casas lo hicieron; mientras tanto, Michael recogía un sombrero Fedora del suelo.
Primero bailó como lo había hecho hasta ese momento con sus hermanos y en sus videos. Los pies jamás dejaron de deslizarse de un lado a otro, más o menos como con el paso mashed potatoes que se puso de moda casi treinta años antes, pero con más movimientos pélvicos.
El guante blanco y la Fedora servían como puntos focales, era imposible quitarle los ojos de encima. El sexo era la clave.
Entró el puente musical, el riff de bajo y tras un giro…
¡¿Qué diablos fue eso?!
Los gritos tapaban la música; Michael repitió el paso una vez más, deslizándose hasta llegar al otro extremo del escenario; giro y puntas.
Fin.
La gente no paraba de gritar. Yo me tapaba la boca para no hacerlo en la sala de la casa y mi padre exclamó – ¡Ay, eso ya lo hacía Resortes!
La coreografía utilizada esa noche implicaba una mezcla bien sincopada, en un ritmo de 4X4 del viejo Tap de Bill Bojangles Robinson (25de Mayo, 1878 – 25 de noviembre, 1949), El baile del camello de James Brown (3 de mayo, 1933 – 25 de diciembre, 2006) y los quiebres complicados que décadas atrás eran motivo de competencia en los salones de baile donde se realizaban variantes dancísticas del Jazz como el Lindy Hop y el Swing y, aunque no pudo ser comprobado debido a la muerte prematura de Jackson, se observa una influencia tremenda del mucho más sensual mambo cubano-mexicano.
Mi padre tenía razón al comparar a Jackson con Adalberto Martínez Resortes (25 de enero de 1916-4 de abril de 2003 México, D.F.) quien también bailaba deslizando los pies de un lado al otro, además de dar patadas flexionando la rodilla para luego balancear la pantorrilla de derecha a izquierda.
Los ritmos, varían, pero el paso es inconfundible: requiere de firmeza y suavidad al mismo tiempo, mientras el bailarín parece caminar hacia adelante, sus pasos lo deslizan, como flotando, hacia atrás.
Rutinas por el estilo ya habían sido desarrolladas. Etienne Decroux y Jean-Louis Barraul maestros de la pantomima, crearon Marche sur place [ros11], la cual era muy similar, pero el paso no se apartaba del mismo lugar donde era hecho, al igual que la “marcha contra el viento” de Marcel Marceau.
Estas y otras coreografías se parecen pero no son moonwalk, [Mam13]
Finalmente, la persona que le enseñó el prototipo de este paso a Jackson, fue el bailarín Jeffrey Daniels, quien más tarde reconoció que el paso Backslide que él practicaba no era del todo igual al paso de Michael[now10], que es más largo[Tim09].
Daniels ya había ganado algo de reconocimiento como bailarín gracias a su participación en el programa de variedades Soul Train y el grupo británico de R&B Shalimar. Hay rumores en la red que dicen que Daniels recibió mil dólares por enseñarle el paso, pero la revista Time en línea, da a entender en un artículo, que le enseñó el paso como quien queda en casa de un amigo para jugar e intercambiar juguetes.
En realidad todo eso importa poco para la gente. Por primera vez en muchos años, el “pasito” de la canción del verano en turno era prácticamente imposible de repetir por cualquiera, pero eso no impedía que fuera divertido hacer el intento. Años después, como homenaje tras su muerte, miles de personas en el mundo repitieron esa rutina en plazas públicas. Moonwalk sobrevivirá la muerte del hombre que lo popularizó y es a la fecha una suerte de juego y un reto para cualquier bailarín.
Michael Jackson sacó de los salones de baile y las calles lo que hasta ese momento era exclusivo de las clases trabajadoras que habían sido segregadas durante cientos de años y en especial, el baile que derivado del Jazz, se convirtió en una disciplina más allá del vodevil y los teatros.
Lo que no consiguieron James Brown ni Sammy Davis Jr, ni Fred Astair, ni tantos bailarines y figuras del espectáculo; lo consiguió un chico flacucho que no deseaba más que bailar, componer y entretener desde que aprendió a caminar.
Jackson tomó lo que era su herencia cultural por derecho y lo puso a la vista de todos: blancos, negros, latinoamericanos, asiáticos. Ricos, pobres, cultos o analfabetas. Todos, adentro y afuera de las fronteras estadounidenses. Sólo bastó un paso de baile, fruto de años de preparación, para que el mundo entero se enamorara de él hasta convertirlo en un icono.
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Trabajos citados
Corliss, Richard. "www.time.com." 26 Junio 2009. 11 Abril 2013.