A veces escribo. A veces nomas me da por moler

A veces escribo. A veces, nomas me da por moler.

domingo, 8 de noviembre de 2009

DOS RECETAS DE COMIDA PARA GATOS



PRIMERO, VA EL CHORO…

Un día a finales de 1973, una amiga de mi abuela, argumentando que ya no podía cuidar de su gata persa color blanco, la dejó allí “encargada” porque por angas o mangas ya no podía hacerse cargo de ella. La Fea (que era su apodo, no su nombre) se supone que comía “pollitos tiernos” que la dueña compraba en el mercado de Sonora.

Yo venía en camino a nacer, cursando el segundo trimestre y acercándome al tercero.

Mi madre fue la única que tenía tiempo para condolerse del pobre animal. Le quitó el hervidero de pulgas que tenía anidado en su pelaje, la bañó con una combinación, podríamos decir drástica, de agua tibia, jabón y creolina, y le comenzó a dar de comer higaditos y corazones de pollo cocidos en vez de los “pollitos tiernos” que la dueña le daba a cazar diario. Es en serio. Si Ustedes preguntan, en ese entonces no había la cantidad de marcas de comida para gatos. Incluso la “gatina” era cosa nueva, cara y difícil de conseguir. Los gatos comían “bofe” o eran obligados a conseguir su propia comida. Eran animales utilitarios.

Mi madre horrorizada jamás le dio a comer un solo pollo. [i] Y la fea agradeció el no tener que hacer algo que miles de años de selección genética le robaron: su condición gatuna.

La receta de los higaditos, que también tiene su variante cruda, más apropiada para gatos; fue pasando de mascota en mascota. En toda mi vida, contando a la fea, he tenido once gatos. Uno murió de peritonitis por andar comiendo papel del baño (cuando un gato busca mascar algo que no es de su dieta habitual, está tratando de equilibrarse… si no encuentra algo apropiado, se mete a la panza lo que sea, sobre todo hilo, cuerdas, papel del baño y basura).

Dos de ellos se perdieron después del terremoto. Otro fue envenenado por una vecina de la casa que teníamos en Contreras, otros dos los regalamos por separado porque de plano no se llevaban con el Archie. Otro lo crié desde recién nacido ya que su madre y hermanos fueron asesinados. De este gato me hice responsable hasta que se lo regalé al cocinero del restaurante que se lo llevó a vivir a la casa de sus abuelos en una zona rural de Puebla. Me dicen que el gato sigue vivo (tiene quince años) es saludable y feliz y un excelente cazador de ratas.

El Güicho murió de cáncer y finalmente están la Chucha y el Chuchín, la primera de 9 o diez años y el segundo acaba de cumplir un año.

Creo que tengo experiencia con los gatos.

Esa receta de higaditos que mi madre utilizó para engordar a la Fea fue modificándose con los años. Una de las defensoras de esta receta fue la astróloga caldea, pianista y esoterista Inéz Vargas de Núñez. El otro que contribuyó es el MVZ, Pedro Soto; al cual tengo el honor de conocer desde que era estudiante y es uno de los mejores veterinarios que he conocido. Tan bueno es, que el Archie le lloraba, no cuando él llegaba, sino cuando él se iba. Hasta el Güicho, que fue el gato que murió de cáncer, lo quería.

Hay dos variantes. Una cruda y otra cocinada. Personalmente creo que la variante cruda es mejor que la cocida ya que la primera imita lo más posible la dieta de un gato en libertad. La receta cocida es mejor para gatos que están en proceso de recuperación después de un proceso fuerte de inanición o avitaminosis.

Para que un gato se adapte a esta dieta deben quedar varias cosas en claro.

Primero es necesario saber a qué raza pertenece el gato. La mayoría de los gatos en este país son mezcla de todas las razas posibles. Pero los gatos de “raza pura” son más delicados. Si el gato en cuestión es de raza, va a necesitar un cuidado muy particular que sólo un veterinario que sepa qué transa (o que le haya llegado al precio por parte del criador), podrá saber.

Lo segundo es ver si el gato es activo o no, si sale a la calle o si vive en un departamento cerrado. La receta cruda es para gatos activos, no para gorditos que no levantan una pluma. Aunque es probable que hasta el gato más huevón o enfermo se ponga las pilas luego de un par de semanas con esta dieta.

La dieta cocinada no es recomendable por periodos largos ya que la comida cocida va dañando poco a poco a tu mascota. En un estudio que se hizo en Inglaterra hace como 50 años, se vio que las dietas cocidas van alterando generacionalmente a los gatos. Luego de tres generaciones ya no pueden reproducirse y los que logran nacer y no ser asesinados por sus propias madres, tienen deformidades evidentes o defectos que van reduciendo sus vidas. Hoy en día, es raro el gato llega a vivir más de quince años, que es la esperanza de vida de un gato sano

Es importante saber si el gato está desnutrido o no. Esto es fácil de ver ya que los síntomas de desnutrición son muy similares en todos los mamíferos, incluso en los humanos: Uñas quebradizas, pelaje opaco, reseco y diseminado por todos tus muebles en vez de en su cuerpo. Ojos vidriosos, defensas bajas, diarreas constantes seguidas de estreñimiento, desgano y mal humor (no es que tu gato se vaya a reír con tus chistes luego del cambio de dieta, milagros no hago).

Después será necesario monitorear las heces del gato. Si vemos que antes de la dieta, por alguna razón las heces del animal son blandas y blancuzcas, tenemos un gato que ya presenta un problema gástrico o una obstrucción en el hígado y créanme, ese es un síntoma muy común en gatos que comen dieta blanda de marcas conocidas, sobre todo las que huelen mucho. Si las heces son demasiado negras y el olor no es característico, sino pútrido lleva al gato al veterinario. Podría tener algo ulcerado.

Si las heces salen color anaranjado casi fosforescente es por los colorantes artificiales que llevan la mayoría de las croquetas comerciales. Si de plano prefieres gastar miles de pesos en comida procesada, tendrás comprar una marca de las que sólo venden en las veterinarias. Las marcas más conocidas son fatales.

En algunas tiendas de mascotas en EUA venden ratones congelados. Es en serio. Las instrucciones son: descongele hasta que el roedor quede a temperatura corporal y sírvase. Dos o tres ratones al día dependiendo del nivel de actividad del gato.

El estómago felino es mucho más acido que el estómago de los humanos. Está diseñado para digerir pequeños mamíferos, aves, reptiles e insectos COMPLETOS. Cuando un gato ha perdido el balance de acidez en su estómago, buscará él sólo algo de pasto que mascar ya que eso controla y nivela el grado de acidez. Es recomendable dejarles una maceta con pasto de trigo en la casa si quieres evitar que se coman tus plantas.

A los gatos no los conquistas con el sabor, sino con el olor y la temperatura. Es más fácil que un perro se engolosine con la comida de los gatos, que al revés. Eso ocurre porque la comida comercial para gatos está literalmente nadando en sabores y olores artificiales que vuelven locos a los gatos.

Los gatos se hacen adictos al aroma de la comida, mientras más apestosa mejor.

Si nuestro gato come únicamente este tipo de comida, difícilmente va a aceptar una comida casera o un ratón intruso (o congelado). Ya no digamos un pájaro despistado y menos un pollito del mercado de sonora

Lo único que podría quitarle a un gato su adicción a la comida de bolsita o lata, es el pollo rostizado, el atún de lata y las carnes frías, los cuales son adicionados con el villano número uno de Rius. El Glutamato monosódico. Cancerígeno y adictivo. Darle de comer al gato jamón o pollo rostizado equivaldría a curar una adicción al tabaco con heroína, así que cuidado. De cualquier modo, el animalito sale perdiendo y su vida, que podría extenderse 15 y en algunos casos hasta veinte años, se reduce hasta los once o doce años, si bien le va.

De todos mis gatos, el único que sucumbió ante las wiskas fue mi Güicho adorado. Yo ignoraba el asunto de la adicción a las wiskas hasta que Pedro me dijo. Le recetó science diet, pero el gato me mandó a la chingada. Traté de darle bofe e hígados crudos, pero le era muy difícil digerir eso ya que el hígado contiene altísimas dosis de hierro y vitamina A que son muy difíciles de digerir para los gatos. Es por eso que cuando vayan a darle de comer hígado al gato, este sea cocido y de pollo de preferencia. El día que vea a un gato cazar a una vaca, entonces creeré que puede comer semejante trozo de carne.

LAS DOS RECETAS

Luego, llegó a mi vida Poochie. La gata de Lynn Zeleny, amiga de Heath.

Lynn es lo que podría llamar una “foodie” amante de la comida. Tiene una gata hermosa que se rehúsa a comer comida de lata o bolsa y que come croquetas, como ustedes y yo –gente sana-, comeríamos galletas de vez en cuando.

Poochie tiene la fortuna de vivir cerca de un jardín bardeado al cual entran ratones muy seguido. Todos los días Poochie caza al menos un ratón, mismo que se come justo debajo de la cama de Lynn. La primera vez que nos tocó ver el espectáculo a Heath y a mí fue porque nos quedamos solos en casa de Lynn porque ella estaba de viaje.

Noté algo muy curioso. Poochie nunca se come el hígado y algunas veces deja las tripas. Pero de lo demás no deja ni los bigotes. Eso quiere decir que a Poochie no le falta vitamina A (les digo que está en el hígado) ni hierro.

Poochie tiene salud perfecta, buen aliento, un pelaje precioso y no vomita bolas de pelo, ni bilis por todos lados. Es un gato, como deben de ser los gatos.

Eso me dio la clave para re elaborar la dieta de los higaditos y es el día en que no les ha fallado ni a mi bolsillo ni a la salud de mis gatos.

RECETA CRUDA. (Dura cinco días a una semana por gato más o menos)

INGREDIENTES

½ taza de trigo remojado una noche antes (también se puede agregar cebada perla. No arroz. Es raro el gato al que le guste el arroz)

2 muslos de pollo deshuesados (reserva los pellejos y los huesos)

Cartílago de los muslos deshuesados y parte de las cabezas suaves de los huesos picados.

Pellejo de pollo

1 sobre de grenetina sin sabor.

1 taza de corazones de pollo picados o cortados en rodajas.

OPCIONAL

1 taza de higaditos de pollo picados (para gatos en crecimiento, enfermos o convalecientes)

MATERIAL

Recipientes de plástico o bolsas para sándwich.

Cuchillo, tabla de picar, recipiente para mesclar, cuchara de metal.

AÑADIDOS

Si encuentras algún complemento alimenticio con taurina, mejor. Pero estos mejunjes son muy caros. Pregúntale primero a tu veterinario. La comida procesada agrega taurina a sus croquetas y leche.

Por cierto, no le des leche de vaca a tu gato. Prefiere la leche deslactosada especial para gatos o leche deslactosada rebajada en agua.

Aceite de hígado de pescado. No se te ocurra darle emulsión de Scott. Es muy probable que el gato te mande a importunar a la señora de tus días.

INSTRUCCIÓNES:

Corta con el cuchillo las partes blandas de las cabezas de los huesos los cartílagos. Pícalos finamente. Si tienes un procesador de alimentos, una picadora o algo así, también puedes moler esto hasta que quede muy fino. Los huesos y el cartílago son importantísimos en la dieta de cualquier carnívoro que se respete. Por eso hay tanto gato posmoderno con problemas de huesos y piel. Les falta este ingrediente tan importante en su dieta. Si quieres, también puedes picar los pescuezos del pollo (deja la piel aparte). Uno o dos pescuezos por ración son más que suficientes.

Mientras tanto pon a hervir el agua con lo que sobró de los huesos (o sea la parte del hueso que se puede astillar) y la piel del pollo hasta hacer un consomé. No le agregues sal ni cebollas ni ajos ni caldo en cubos. Todo eso es dañino para los gatos. Especialmente la cebolla y los ajos.

Cuando esté listo el caldo, saca los huesos y el pellejo y agrega la grenetina en polvo y mescla hasta que se disuelva. Déjala enfriar sin meterla al refrigerador. Esto es muy importante ya que la temperatura debe ser controlada poco a poco para no promover el nacimiento de bacterias.

Pica la carne de pollo y los corazones. Aquí es importante saber los gustos de tu gato. Hay gatos que prefieren la carne muy molida, casi licuada. Otros, prefieren trocitos con los que puedan jugar. Hay un asunto lúdico de los gatos con su comida. La cacería les es muy importante. Pero hay gatos que van “a lo que les truje” y no andan jugando con la comida. La onda es ir probando hasta que le des gusto a tu mascota.

Cuela y pica el trigo remojado. A los gatos les encanta el sabor del trigo. A pocos gatos les gusta el arroz. También puedes remojar cebada perla y agregarla.

A algunos gatos les encanta el pan. Particularmente el bolillo. Pero algunos veterinarios dicen que la cantidad de levadura en el pan podría alterar mucho la acidez del estómago de los gatos hasta casi reventárselos. Esto no lo he comprobado. Mi gata tiene la costumbre de robarse el pan. Ella fue callejera hasta que nos adoptó. Le encanta el pan duro. Me imagino que es su “confort food”.

Entre si son peras o son manzanas, mejor no le den pan a su gato. Pero el trigo mantiene ese sabor que les gusta a los gatos y agrega enzimas a su dieta.

Cuando esté bien la grenetina a la misma temperatura que la carne picada y los corazones, mescla ambas junto con el trigo en un recipiente hondo y revuelve.

Mete la mescla en el refrigerador hasta que cuaje.

Cuando tengas una especie de “áspic”, pícalo en cuadritos y pon la mescla en botecitos o en bolsas para sándwich. En total serán unas siete raciones.

Si tu gato está flaco, enfermo o muy joven, puedes agregar los hígados crudos bien lavados y picados. Pero no puedes usar hígados durante mucho tiempo. Si ves que tu gato los vomita, no recojas el vómito, deja que el gato se lo vuelva a comer, pero no le des más hígados.

Un gato que vomita su comida, está dejándola para comérsela más tarde. A menos que vomite color amarillo. En ese caso, quiere decir que la comida le cae demasiado pesada y el gato está muy tenso. Vomitar bilis es muy común en gatos viejos y en gatitos en periodo de destete. También vomitar pelos es común. Pero eso se soluciona si le facilitas a tu gato una maceta con pasto de trigo (wheat grass).

Volver a una dieta cruda es interesante. Verás que tu gato se hace más gato, dormirá mucho más, pero mejorará su musculatura. También notarás que su aliento mejora.

Algunas personas les dan a sus gatos zanahorias, chícharos y calabacitas. Todo depende de tu gato. Yo tuve un gato que adoraba la papaya (no es albur).

Poco a poco el gato casero se ha ido adaptando a una dieta omnívora. Supongo que todos estos millones de años a nuestro lado han cobrado su cuota genética.

Como dije antes, Poochie me dio la clave. Ella no se come el hígado de sus presas. Todo lo demás es un manjar. Come muy poco porque lo que come le da suficiente energía para cazar más de noche. Duerme todo el día.

Hay quien recomienda darle de comer a sus gatos durante la noche. De esa manera previenen que su minino se vaya de cacería y permanezca jetón todo el día en casa.

La dieta cruda requiere de más energía para digerir, así que el gato dormirá más. Pero eso es normal en ellos.

RECETA COCIDA

Esta dieta es especial para gatos que están muy mal acostumbrados a la comida procesada. Es también perfecta para gatos convalecientes que no pueden digerir el hígado crudo y necesitan recuperar hierro.

Al cocinar los higaditos, se destruye buena parte de la vitamina A, pero se refuerza un poco el hierro. Esto es lo que hace que sea un reconstituyente muy bueno. Pero sigue siendo algo difícil de digerir para gatos sanos que están acostumbrados a comer ratones y bichos. De todos modos es una receta deliciosa.

Los ingredientes son los mismos que en la dieta cruda, sólo que se sustituye la cantidad de pollo por más higaditos y los corazones. En total sería medio kilo de hígados de pollo con todo y sus corazones.

PREPARACIÓN DE LOS HIGADITOS

Ya una vez lavados los higaditos, que en este caso será medio kilo de higaditos con sus corazones, se fríen con un poco de mantequilla (no margarina ni aceite vegetal)

Una vez cocidos, se agrega el trigo remojado.

Retirar del fuego y dejar enfriar hasta que esté a la misma temperatura de la grenetina (ver receta anterior)

Cuando todo esté a la misma temperatura, se agregan los hígados a la grenetina y con la cuchara, se hace una pasta suave. Esta textura les encanta a los gatos. El olor es también un factor importante. Los higaditos se deshacen con mucha facilidad. Pero si quieren usar hígado de res, entonces sí tendrán que usar un procesador de alimentos o mucha paciencia para hacer pasta a punta de machetazos.

Una vez separado todo en botes o bolsas, se congelan. Para no perder tiempo lo que yo hago es pasar del congelador al refri una o dos bolsitas, de tal manera que quede congelada una parte y la otra parte quede en el refri.

Todas las noches antes de irme a dormir, escondo dentro del horno dos de las bolsitas para que pasen a temperatura ambiente poco a poco. Antes de irme al trajín de todos los días, les sirvo de comer una cucharada a cada uno y luego, al llegar por la noche, les doy otra cucharada y san se acabó. En realidad los gatos no comen tanto como los perros, sobre todo cuando la comida está cruda.

Sólo me toma una media hora de mi semana hacerles de comer a los gatos.

Y mi bolsillo ha sido muy beneficiado. Esta receta es muy apetitosa para ellos.

La señorita Inéz usaba mantequilla danesa y a veces picaba algo de tocino a su mescla. Esto me parecía una bomba nada saludable. Pero ella tenía muy consentidos a sus gatos (unos veinte de ellos) Ella le decía a su receta “rumakis para gato”.

La dieta cocida es excelente para perros chicos. Archie adoraba esa receta que es una adaptación de la dieta que le mandó Pedro Soto luego de que el pobre de mi perro fue atacado por un rottweiler. En el caso de los perros, sí se les puede dar arroz ya que no les molesta en lo absoluto su textura. Pero es más importante no añadir ni cebolla ni ajos. Son veneno para ellos.

Cuando comencé con esta dieta, fue necesario quitarles poco a poco el gusto por la comida procesada. La grenetina ayuda mucho en esto, ya que imita el “jugo” que le ponen a la comida procesada, sin el añadido de colorantes, saborizantes y aromatizantes.

PARA FINALIZAR

Caray… temo que me extendí mucho en este texto. Pero vale la pena.

Aquí es donde se nota que adoro a los gatos.

¿Cuándo han visto a una bruja sin gato?

Buen provecho.

Se aceptan opiniones y sus experiencias al respecto.


[i] Cuando mi mamá era niña, adoptó a un pollo al que llamó Pancho, el cual creció hasta convertirse en un gallo ruidoso y cagón. Eso sí, muy bonito, como para concurso. Uno de mis tíos, para presumir al animal, se lo llevó a un rancho, pero como nunca aprendió a pisar gallinas, se lo echaron con mole. Pasaron años antes de que mi madre se animara a hablar de esa experiencia ya que sin saberlo, se comió un plato de Pancho. Siempre que come mole se acuerda de su gallo. Pero ya se recuperó de su trauma.