Noche en la diminuta selva de la sierra de Zongolica en Veracruz. Estábamos los seis cabrones de la brigada dormidos en la enorme cama improvisada con tablones de madera de cedro que los habitantes de allí nos dejaron usar.
Ahora que Julian Assange enfrenta cargos por asalto sexual y que Wikileaks pende de un hilo web, regreso a ese momento… Noche en la selva. Algo de frío, mucho cansancio, muchas ganas de mejorar al mundo. 16 años antes de que comenzara esta guerra de siglo XXI. La primera guerra en el ciberespacio.
Llevaba un tiempo en eso del trabajo comunitario. Ayudando a otros o quizá, ayudándome a salir de la adolescencia. Y estaba o por lo menos creía estar muy consciente de mi presencia allí.
Alfabetización, talleres autogestivos, regularización escolar con niños. La agenda de actividades era más larga que el tiempo allí, pero valía la pena.
Una noche de esas en que ya por fin nos habíamos acostumbrado a dormir hechos bolas en una sola cama; una mano aterrizó en mi culo, buscando cobijo. Pretendía llegar a mi pubis.
Por supuesto desperté y le dije a esa mano: “chingado, se piden”. La mano y su propietario, no supe si indignado, después me enteré que avergonzado, se fue a dormir sobre la mesa de trabajo (¡!).
No quise dejar que eso fuera importante, pero lo era. La mano no alcanzó a llegar a donde quería su dueño. Yo estaba entre confundida e intrigada. Él nunca me había dado motivos para pensar que yo le gustaba, es más, pensé que le caía mal. Me sentí agredida pero al mismo tiempo, creo que sentí su tragedia adolescente tardía, pero no le permití ver mi compasión pues lo que hizo también me dio miedo. Creo que eso se llama “Empatía”.
¿Dónde está el respeto? Se supone que estábamos allí para trabajar, pensé.
Pero me tragué mis pensamientos de víctima idiota. Me los tragué con pinole y sin agua ya que días después cometí más estupideces que la mano y su dueño. Algunos de ustedes saben que la cruda moral me duró años.
Hoy en día, si bien no me arrepiento porque eso ya sería tragicómico, he llegado a un estado zen en el que ya no es tan fácil pensar que sexo es sexo o que los hombres son malos y violan. O que trabajo es trabajo. Ya no es tan fácil pensar que el Hombre Nuevo se eleva a pesar de sus cosas buenas, sus cosas malas y sus chingaderas. Que no es tan fácil pensar que el revolucionario sabe cuándo decir “no” o “por favor”.
No señora, no sea pendeja: Hace falta carácter y tener la cabeza muy fría para salir al mundo a tratar de repararlo.
Años después conocí a un cuate, aspirante a luchador social que me platicó de otras actividades más relajadas en cuanto a la ideología, Actividades más congraciadas con el capitalismo y sometidas a las resoluciones no escritas luego de la represión contra las manifestaciones en contra de la organización mundial de comercio de 1999 en Seattle.
Lo que el me promocionaba es algo así como “Turismo real” algo así como BUSCA, pero a lo “global” y sin tener que estudiar ninguna ideología o dogma de izquierda.
Turismo para burgueses que se saben de memoria La Internacional, pero que de todos modos votaron por la paz en 1994.
Luego me enteré de los amores que mi amigo tiene allí…
(hum)
Me acordé de ese viaje a Veracrúz y por supuesto que paré la trompa.
Luego hablamos:
― Qué complicado es dejar el miedo en casa. Qué complicado es no confundir la soledad con la libido. ¿Cuántas personas no se meterán a este rollo nada más para ligar?― Y lo dejé de a seis.
―No lo había pensado antes ―me dijo ―. Pero tienes razón.
Luego le conté acerca de la mano y su dueño y de las pendejadas que hice al regresar de la sierra, en el encuentro en Córdoba.
(Baja autoestima, libido confundido, arroz con leche, aguardiente y cerveza… combinación mortal)
¿Por qué será que en esos momentos en que es uno más humano, se vuelve también más idiota?
Con el sexo inválido, lastimando a los que más amamos, a los que nos esperan en casa.
Lastimándonos también de paso.
Porque falta respeto.
Y tener la cabeza fría.
Porque en efecto, le damos poca importancia al sexo y al amor y a la amistad. Porque ya medio briagos nos la whereveamos y seguimos adolescentes, invencibles salvando al mundo con las tetas al aire y la verga erecta en la mano.
Que Julian Assange esté metido en el berenjenal en que está, me recuerda a esos días en la selva, pero también me recuerda a una junta del PSUM en que mi madre, inteligente y calma como es, evitó soltarle un improperio a un tarado que le salió con esta:
— Y tú, compañera ¿estás liberada de la cintura para arriba o de la cintura para abajo?
— Yo Compañero, estoy liberada de los pies a la cabeza.
Echando al idiota ese al carajo con cajas destempladas y mucha gracia. Mi madre es una mujer muy bien educada.
No crean que esta es una diatriba feminista, no limito la porquería a lo que los hombres hacen, sino a lo que nosotras también hacemos.
Parece que cuando la lucha comienza y la justicia parece más verdadera, más cercana, buscamos el último resquicio de inequidad para pepenarnos de ella.
Poseer a alguien.
Es por eso que les mando esta nota tan larga, porque me acuerdo de esos días y de estos momentos. Porque a lo mejor Assange no estaba pensando que les llegarían al precio a esas fulanas que ahora lo denuncian.
Por menos de eso yo ya estaría en prisión o en la lista negra de la interpol… pero no soy famosa, ni mi trabajo ha trascendido como el trabajo de Assange.
Pero así es esa oligarquía de derecha que gobierna al mundo y se aprovechará de la cojera que desde siempre ha tenido la Revolución: Esta estúpida manera de tomar al sexo del otro. Estas ganas estúpidas de masturbarnos con el otro.
Necesitamos liberarnos primero, aquí en la entrepierna, en el chakra raíz. En el corazón que sólo se abre para amar al mundo, pero que sin entrenamiento no puede amarse a sí mismo.
¿O no es acaso el sexo algo hermoso cuando se hace bien y con amor?
Nos están agarrando por atrás, amigos. Más vale que recapitulemos eso y nos dejemos de idioteces.
Otros grandes hombres y mujeres que nos dieron sus vidas, perdieron la libertad por traer la libido contaminada con otros sentimientos.
Yo pasé por allí y no niego que se presente la ocasión de bajar por esa misma resbaladilla de nuevo. Pero creo y espero ser más consciente de ello.
Ahora les pido que hagan lo propio. Usen condón siempre, siempre, siempre. No se vayan con la calentura a la primera de cambio, casi nunca se encuentra así al compañero que les seguirá hasta liberar a la patria. No sean imbéciles por elección, ni drogados, fumados o borrachos. No serán más efectivos ni más revolucionarios que estando sobrios. No les den armas a su enemigo de clase. Hablen con otros, sean sinceros con lo que sienten. Quiéranse un poquito. Aunque sea "así".
De esa manera, los sotánicos[1], los panistas, los buhoneros de la moral y la decencia no pasarán.
Los amo profundamente.
Cris
[1] Sotánicos. De Satanás y Sotana. Neologismo ingenioso acuñado por mi amigo Víctor Manuel Fernández Patiño, Alias El capitán frío.