A veces escribo. A veces nomas me da por moler

A veces escribo. A veces, nomas me da por moler.

martes, 5 de abril de 2011

Boy Scouts en tiempos de guerra.


¡Los lobatos siempre!
¡Comen huevo!
            Así fue el grito de guerra de la manada de lobatos del 103 durante el campamento de aniversario del grupo... creo que fue el número 25, a finales de los años ochentas.
En ese entonces yo estaba en las Guías de México y como todos los meses de mayo, desde que mi hermano ingresó al movimiento en 1984, fui como invitada a esos campamentos de ese grupo scout y me integré a las actividades de la rama femenina, en ese entonces llamada “Gacelas” y más tarde a los desgarriates que organizaba la tropa.

En el campamento en que acabamos comiendo huevo durante dos días, una tromba bárbara inundo nuestro campamento en Meztitla y se llevó toda la comida, misma que acabó en las barrigas agradecidas de la veintena de perros que habita en esas tierras ahora distantes para mí.

El Akela de la manada organizó con los padres una colecta para ir corriendo a la cercana Tepoztlán y reponer la comida de los muchachos.
Al volver, Akela nos sorprendió a todos con una caja entera llena de huevos... Y nada más.

De allí el grito de guerra “Los lobatos siempre: ¡comen huevo!”, que todos en el grupo acabaron por gritar al cierre del campamento y que sorprendió a padres y dirigentes ya que a ellos no se les hubiera ocurrido.
Los gritos de guerra en los scouts son cosa común y casi siempre son ocurrencia de los chicos.

Recuerdo varios gritos de guerra ingeniosos, como el de una patrulla formada por padres de familia, dirigentes y claneros durante uno de esos aniversarios. Cada Patrulla tomó el nombre de un animal. El famoso grito de guerra iba así: “¡Piojos! ¡A la cabeza!”.
Qué tiempos aquellos tan simples.

Pero ahora a la distancia, después de 17 años de haber dejado el movimiento, me hubiera encantado ver la cara de baqueta de Margarita Zavala cuando los Scouts de Ciudad Juárez dieron el grito, literalmente de guerra:

“¿Cómo se grita en Juárez?
¡Todos al suelo!
¿Cómo se grita en Chihuahua?
¡Todos al suelo!
¿Cómo se grita en todo el norte?
¡Todos al suelo!”

De allí a los días que siguieron después del Jamoboree Panamericano en Meztitla, el asunto se volvió un soberano margayate grillero que concluyó con que nada había pasado y que fue puro invento de Rubicela Morelos Cruz, reportera de la Jornada. 
Lean los comentarios en el siguiente enlace.

Pero no es así. Claro que sí ocurrió el grito de guerra. Varios que estuvieron allí lo corroboraron y conociendo el espíritu verdaderamente scout, que un grito de guerra se cuele en medio de la pompa y circunstancia del cierre de una actividad como el jampan, no me extraña.

El significado de la palabra Jamboree no es concreto. Según Lord Baden-Powell de Gilwell, la palabreja significa “reunión de jefes” en idioma Zulú, Swahili o hasta Hindi. Pero a menos que tenga a la mano un diccionario de esas lenguas, no podría asegurarlo. Otros dicen que significa francachela en algún dialecto australiano, pero eso es un chisme de wikipedia.

            La cosa es que cualquier reunión scout implica mucho desmadre. Y ya sabemos lo que ocurre cuando más de tres adolescentes se reúnen en un solo lugar.

Como un hilo de media, este nuevo grito de guerra habla mucho de lo que ocurre en México como un país en franca guerra. Y para no alargar mucho esto, les dejo un último enlace a una página muy interesante acerca de lo que es ser scout en tiempos de guerra:
Para los que no quieran leer en inglés, la siguiente página tiene un fragmento del texto traducido al español:
            De cualquier manera, ser scout en el tiempo que sea, lleva en sus mochilas muchas responsabilidades:

    Dios, o lo que sea que el muchacho exprese espiritualmente.
    La patria.
    El prójimo.
   Cumplir fielmente la ley Scout.

            Durante el tiempo de guerra se define lo que es la patria que nos tocó como heredad. En tiempo de guerra, la creencia de un dios ayuda mucho a cualquiera que se encuentre bajo fuego de metralla. Si no, pregúntenle a cualquier soldado y verán.

En tiempo de guerra, lo primero que vale gorro es cualquier ley. De allí que pocos traten de reinstaurarla. Aún así, la ley scout me parece simple y fácil de seguir.
En tiempo de guerra, el prójimo salta de la barricada que es la otredad y se revela, ora obscuro, ora luminoso. No sabes quién se tirará panza abajo durante un tiroteo junto a ti, ni sabes si será hermano, amigo, extraño o enemigo.
Más nos vale que el que se tire a tu lado sea un Scout, y que este sea tan ocurrente, vivaz y valiente como los muchachos que lanzaron el grito de guerra que acabará por definir a toda una generación de scouts mexicanos.

En hora buena, muchachos. Buena caza.

1 comentario:

Delangel dijo...

Excelente reflexión!!