A veces escribo. A veces nomas me da por moler

A veces escribo. A veces, nomas me da por moler.

viernes, 21 de mayo de 2010

GUERRA DE ZAPATOS

-Estoy seguro que no me crees ni madres. Estos ojos no pueden mentir con algo así.

-Te creo Roberto, ya cállate, nomás me estás bajando la eriza.

-A ver. Si me crees, entonces por qué estás tan tranquilo y como si nada cabrón.

-La verdad es que me perdí en el nombre del escuincle ese.

-¿Desde allí te perdiste? ¡Cómo eres güey! Le decían el Naiki. Ese hijo de su pinche madre.

-No mames.

-Era por sus tenis. El Naiki... Qué risa me dio cuando le colgué los tenis en el cable de enfrente del parque. Éramos nueve escuincles, todos de la misma escuela. Nos íbamos a echar desmadre al parque. Allá en la condesa.

Jugábamos tocho. Antes en la Condesa y en la Roma no se jugaba tanto fútbol, eso nos lo importaron los de la Doctores. Ya ves ahora, el parque está lleno de mariquitas que chillan a la primera patada.

Chidos los años ochenta. Teníamos diez años todos parejo, menos el Naiki, ese tenía doce, pero se portaba como idiota. Ahora que lo recuerdo así. Ya no me molesta, o a lo mejor ya me estoy acostumbrando. Sepa.

El Naiki fue a dar a la condesa por que sus papás viajaban mucho. Él era de Tijuana y hablaba pocho. Yo creo que por eso comenzó a caernos gordo. ¡Ese cabrón! Con tal de no quedarse solo en el recreo, se aguantaba todas las mamadas que le hacíamos. Un día, el judío Ismael le jugó calzón romano al Naiki hasta reventarle el elástico, y se me hace que hasta los güevos, todo porque el Naiki le preguntó cómo se hace un calzón romano.

-Calzón romano es el que te deja sin...

-Ese mero carnal, ese mero. Total que nos tenía jodidos a los de la bandita, además era bien machín el Naiki; todo el tiempo era: "en Tijuana esto, en Tijuana aquello otro. ¿Qué aquí no hay twinkis? Puro gansito. Las viejas nomás estorban, vámonos a jugar a mi casa con el nintendo, el Atari ya quedó en el pasado, les va a gustar. ¿Okey? "Mom" me compra la ropa en San Diego. No seas indio no se dice "naik" ¿ves como se escribe? Qué naco, tampoco es "Niqué", asshole. Se pronuncia Naiki. ¡Qué indios! fucking beaners, fucking spiks" decía como si no le entendiéramos. Deveras qué imbécil.

Era Güerito de ojo azul, por eso daba el gatazo y se las gastaba de gringo rico, la verdad es que me moría de la envidia, en ese entonces a penas llegábamos a tener tenis y si eran de marca, se llamaban Puma o Canadá. Ahora ya no se si era culpa de mis padres, sobre todo de mi madre, ella era la que insistía en tenerme en esa pinche escuela de paga. ¡Pus si! Puro riquillo de a tostón, Judíos que se hicieron de lana y después, venidos a menos. Hijos de mamacitas solteras que apenas pueden solas, niños de familia burócrata, hasta había un güey de apellido. Era a toda madre el cabrón. Su papá fue a dar al bote en el ochenta y siete y él con sus chivas a la Simón. Había un chingo de niños muy acá, pero sin varo gracias a la decena trágica, sí. Así estaba la cosa.

Pero ningún niño era tan mamila como el Naiki;

Había muchos, niños de todos colores y sabores. Nos pasaron a chingar no más por querernos dar una "mejor vida", la verdad es que era pura competencia. Me acuerdo que al Naiki le hacían puro sandwich de jamón español.

Así de jodido, el güey.

Un día nos presumió que su madre no tuvo tiempo de hacerle el lonch y le mandó un sangüich de "crema de cacahuate". En mi casa no había de esas jaladas.

¿Te conté que su jefe era Narco?

-¡Tú qué sabes! ¿Te consta?

-No, pero pues ese era el chisme; no le entendía a eso del narco, pero me intuía algo culerón por ahí. De niño era muy morboso.

Nos comenzamos a juntar con el Naiki por que nos regalaba estampitas de los Garbage pail Kids,

-¿Qué no eran los monos esos que se hacían licuados de mocos?

-Bien que te acuerdas cabrón. Como los maestros nos las confiscaban el baboso del Naiki nos regalaba más, y todo para que lo peláramos. Ese güey era algo serio; no se daba cuenta cuando nos lo estábamos agarrando de cochinito. A veces lo obligábamos a robarse el coche del su jefe, un carro que se parecía al de los duques de Hazard, nomás que color gris acero.

Le dábamos la vuelta a la manzana de vez en cuando; hasta que un día el tarugo lo chocó saliendo de su casa y la gata pus se dio color.

¡Pinche escuincle de doce años! Y todo nomás por que queríamos treparnos a ese coche.

Por supuesto que lo amenazamos. Primero nos escondimos en el coche y la señora nomás lo vio a él. Genial la gorda, se metió en chinga a la casa para acusarlo por teléfono con su papá y nosotros, escondidos como ratas, jaloneamos al Naiki y se la cantamos: "Si dices algo de nosotros ya no vas a ser nuestro amigo, ¿eh?". Y que se pone a llorar. "No, no. Yo no digo nada, no soy maricón, yo no rajo" Total, pasó.

-¿Y luego?

-Oh, ‘pérate. Fue en una de esas idas al parque España, saliendo de la escuela, cuando nos fuimos corriendo a ver quién llegaba primero, Ismael siempre llegaba primero resoplando. Nueve niños, la bandita de siempre y el buey del Naiki que siempre llegaba penúltimo y le gritaba al Rubén por gordo y lento. Eso era lo que más me enchilaba; "Ay ya que se muera el cabrón, por presumido", pensaba. Me sentía yo como en una revista del Memín Pinguin, o como el niño que ayudaba a "Chispita".

Mi mamá y mi hermana veían puras telenovelas y yo con ellas, ni pedo. Creo que mi hermana se creía Lucerito por que se la pasaba chille y chille.

Pero en fin, le agarré tirria particular al Naiki por que era igualito al malo de las telenovelas. No más que a lo baboso. Y yo por dentro deseaba: "Que se vaya o que se muera".

-Ese día, Julián Cardona traía un juego nuevo. Como él era "buey escaut", siempre nos enseñaba un juego vaciado, pero para convencernos a jugar sus puntadas era un desmadre.

A todos nos parecían puras vaciladas, demasiado extravagantes: "¡Tú y tus mariconadas de siempre, faggot!" Gritaba el Naiki.

Gracias a esos comentarios y nomás por chingarlo, jugábamos que si escaleras, maratones de carretilla y pistas ciegas.

Ese día, Cardona nos convenció porque la verdad estaba ingenioso el juego y no nomás por molestar al Naiki.

-Futa…

-A ver, te explico:

Se hacen dos equipos, como en el tochito. Todos se quitan los zapatos. Se trazan dos círculos bastante grandes a modo de metas. A Pepe que era el dibujante, le quedaban muy bien, así que él los hacía para ambos bandos aunque siempre jugara de mi lado.

Al primer silbatazo empieza el partido. A los dos silbatazos, se acaba el primer tiempo y así.

Se vale de todo, menos golpear abajo del cinturón. Unos cuidan el círculo, otros salen a la guerra. La idea es aventar zapatos a lo loco, hasta que en cada círculo quedara la mayor cantidad posible. El equipo con más Zapatos dentro de su círculo, pierde.

Julián Cardona era nuestro couch y árbitro por que él ponía los juegos y el silbato; el resto nos agarrábamos del moco.

Sonó el silbato, y una lluvia de Zapatos golpeó parejo. Allí me tenías feliz como nunca, aventando zapatos a lo buey. Uno me pasó zumbando por la cabeza y al Pepe le rebotó un tenis en plena cara. ¡Qué chido! El círculo del equipo contrario se iba llenando y el Gordo Rubén apenas y podía con los zapatos que se le colaban hasta por la cola.

Atrás quedó Jacinto con un zapatazo en los güevos, el culpable fue Ismael quese disculpaba y se disculpaba cagado de la risa.

Yo lancé cuanto zapato me iba encontrando y para cuando nos dimos cuenta, ya nadie estaba atendiendo las reglas, aquello era un desgarriate de poca madre.

Zapatos iban y venían, la idea era pasearlos como si fueran confeti y serpentinas. Si a algún baboso se le ocurría atravesarse le tocaba un madrazo.

Ps total, te sobas, te levantas y sigues dándole si es que la risa te deja.

Yo ya estaba hasta sudando cuando descubrí al Naiki cazando uno de sus pinches tenis.

-Los naik, ¿verdad? Por eso le pusieron Naiki. Por presumido

-Ajá. Estaba bien chido ese par, por eso, cuando se dio cuenta que sus tenis gringos podían perderse, se puso a buscar la parejita.

Pues que se lo quito y "Órale, ven por él pendejo", ¡huy, huy! Y lo aventaba para el otro lado.

Los zapatos seguían volando y el Naiki, luego de tratar de agarrarme a putazos que recupera sus chanclas. Las amarró por las agujetas bien rápido.

Yo no pude defenderme por que me ganaba la risa. Güey casi me meo.

"¡Todos contra el Naiki!" Grité y la lluvia de zapatos se le vino encima, aproveché para quitarle sus pinches tenis y que me echo a correr.

Julián comenzó a tocar un silbato para detener el juego, pero el buey del Pepe seguía entrado en la guerrita y que le suelta un zaptazo que le tumbó el silbato y dicen que un diente; yo no me acuerdo de eso. Total que se distrajo y todos los demás corrieron tras de mí y el Naiki.

Se hizo la bolita, el Naiki pegaba duro pero yo era más mañoso, agarré los tenis, corrí hasta la banqueta y los lancé hacia arriba con todo lo que me daba el brazo y allí se quedaron colgados de un cable, como esferitas blancas.

El Naiki se puso verde de la rabia, cabrón. Que se suelta de a perro loco, "madres, madres, madres", con las manos abiertas como vieja: "¡Indio tarado, mis Naiki! Te los quieres robar ¿verdad? Yo creí que eras mi amigo".

Eso fue lo que me sacó de quicio. “¡Qué amigo ni qué nada pendejo! ¡Suéltame idiota, a ti nada más te quiere tu puta madre!”

Y que lo empujo a la calle.

Un carro, rojo.

Qué raro porque no había mucho tráfico para la hora que era.

Era un carro rojo y sin placas.

Con eso tuvo.

Sonó...

Un carro rojo, tenía que ser rojo para coronarlo.

Qué buey era...

El Naiki.

Sonó como cuando se cae una maceta llena y mojada… Igualito.

El único que no vio nada fue el Julián que apenas nos alcanzó luego de encontrar su silbato. Y luego, todos a la delegación por que un policía si nos vio. El mundo entero nos vio. Yo en cambio, no podía ver a mi mamá a la cara y mucho menos a mi papá.

El me decía los "Hombres no lloran no seas maricón". Y no lloré me cae de madres que no lloré.

Pero él sí lo hizo. Mi papá lloró con ganas.

-¿Y los tenis?

-Los tenis valen madre, carnal.

Valen madre.

270899

México, D.F.

4 comentarios:

Capitan Frio dijo...

No maaaaa....

Que rico! Felicidades Cris! Que chidos tiempos donde podía uno salir a jugar, ponerse apodos ojetes y romperse la madre era cosa de niños y no de derechos humanos.

Besos!

Teresa Valdés dijo...

Siguiendo indicaciones dejo comentario:
no sé como le hiciste para pensar como hombre... neta es un cumplido: el mundo del niño que en el mismo juego empieza a aprender los roles que "le tocó vivir"

Cristina Alvarado dijo...

Gracias por sus comentarios.
Hice este cuento a partir de un ejercicio que me dejó un maestro en Sogem. todo el cuento tenía que girar alrededor de un par de tenis colgando de un cable. y pues sí, para mi, ese acto me parecía muy masculino. No me costó trabajo ya que de niña conviví más con chicos ya que me parecían menos consentidos, (risas)

Ana Eng dijo...

Me gustó y mucho aunque de repente me comencé a quedar ciega, nada que no se solucionara con unos lentes :) y te entiendo eso de juntarse con hombres aplica cañon, yo también lo prefería :)