A veces escribo. A veces nomas me da por moler

A veces escribo. A veces, nomas me da por moler.

viernes, 28 de mayo de 2010

El decálogo del salado

Por la insigne Dra. Cristiniux de Petatiux, experta en malas patas.

Dios & Jess & cia, me han iluminado. Alabado sea, porque en medio del regocijo, hermanos, me ha dado la oscuridad que me guiará en la luz de mi buena ventura.

Sing with me ma’ brotha’.



Y habló ese cabrón que me tiene podrido, todas estas palabras diciendo:

Yo soy la neta del planeta, que te saqué de Egipt... no; que te saqué de tu cama cuando placenteramente dormías como un joyero judío.

I. no tendrás patas de conejo o cualquier animal ajeno ante mi.

II. No creerás que hay mala pata a imagen y semejanza tuya, ni en el cielo ni en la tierra, la verdad es que eres el más jodido de todos los hombres que han pasado por lo mismo.

III. No tomarás el nombre de tu mala suerte en vano, si puedes mienta la mala pata de otros, porque después de todo, superas en mucho hasta al mismísimo Job.

IV. Honra a tu padre y ¡chinguen a su madre todos!

V. No matarás. (Seguro vas a dar al bote)

VI. No cometerás adulterio. (Seguro te matan)

VII. No hurtarás. (La billetera podrá ser muy bonita, pero ten por seguro que adentro hay puros billetes del banco de patolandia)

viiiii. (Porque nadie es perfecto) Acuérdate del día de reposo para santificarlo. (O mentar madres, porque seguramente vas a terminar trabajando ése día)

VIII. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio (Lo más seguro es que te delates tu solo)

IX. No codiciarás la casa de tu prójimo, (Está peleada por la asamblea de barrios) ni la mujer de tu prójimo, (¿Estás loco?, no te pela, es lesbiana) ni su ciervo, (Ese gato es el violador de la Narvarte) ni su criada, (pinche gata, tiene chancros) ni su buey, (tan babas serás si terminas pagándole la Ibero al pendejo del hijo del prójimo) ni su asno (oooooorale) ni cosa alguna de tu prójimo.


Esto es una chingadera de ese que creemos que es dios, y seguimos alabándolo

(Amen)

1 comentario:

Cristina Alvarado dijo...

Este decálogo se lo escribí a Diego Suárez hace como doce años cuando el pobre atravesaba por una racha de mala suerte que lo tenía vuelto loco. Afortunadamente ya pasó, pero hoy en día que reencuentro este texto, creo que no hay mejor fórmula contra la mala suerte, que reírse de ella.