Es mi pequeño homenaje a los ochentas, a la Condesa y a ese momento en la vida de la ciudad en que no existía eso de ser políticamente correcto y la crisis tenía nombres, apellidos y hasta números lógicos.
En un principio, este cuento fue un ejercicio para buscar un ritmo y un lenguaje que no delatara mi género. me falló un poco, pero me divertí mucho escribiéndolo.
Cada vez que lo encuentro lo corrijo un poco. Pero, a decir verdad, ya después veré quién se anima a corregirlo por mi.
Han pasado tantos años desde que lo redacté, que ya es justo que lo saque a pasear, de perdida en el molcajete.
Se buscan opiniones.
Cris
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